Cosas que ver en Bruselas

La historia del cómic belga, incluyendo sus lazos con el cine mudo y la animación, se exhibe en el edificante Grand Magasin Waucquez, diseñado por Víctor Horta. Los dibujos originales de grandes ilustradores como André Franquin (creador del torpe Gaston Lagaffe) y Georges Remi (Hergé), que dio vida a Tintín, se exponen junto a tiras cómicas actuales, exposiciones temporales, una exhaustiva biblioteca académica, una biblioteca infantil y un restaurante.

Mar-Dom 1000-1800

De pago.

Leopoldo II legó 202 hectáreas de la región de Heysel a la ciudad de Bruselas en 1909. En esta zona al noroeste de la ciudad se concentran varios espacios de exposiciones. La referencia más famosa es el Atomium, una gigante molécula de oxígeno, construida para ser expuesta temporalmente en la Exposición Universal de 1958 y que nunca se llegó a desmontar. La esfera más alta proporciona unas vistas panorámicas de la región. La exposición de ciencia está dirigida a los niños. En el cercano parque de Mini-Europe se puede pasear por una versión reducida del continente, con pequeñas réplicas de la Torre Eiffel, Westminster y el Muro de Berlín en pleno desmantelamiento. 

Todos los días de 09.00 a 19.00 (de abril a agosto); todos los días de 10.00 a 17.30 (de septiembre a marzo).

De pago.

Una maraña de estrechas calles de adoquines se abre repentinamente a la grandiosa Grand-Place, el corazón económico y social de Bruselas desde la Edad Media. La hilera de edificios góticos está dominada por el asimétrico Hôtel de Ville, que data del siglo XV. La aguja de 96 metros se encuentra coronada por una estatua de cobre de St. Michel.  Enfrente se encuentra el consistorio, tan espléndido como la Maison du Roi, encargado en 1515 y reconstruido fielmente en la ultima década del siglo XIX.

Antaño segunda residencia de la monarquía de los Habsburgo, el edificio alberga hoy en día el Musée de la Ville de Bruxelles, cuya pequeña colección incluye tapices y objetos de retablos, así como los numerosos disfraces del Manneken-Pis. Una serie de espléndidas casas gremiales cierran el rectángulo de la plaza. El número 10, la Maison de l'Arbre d'Or, es aún la sede del gremio de los cerveceros. Los principales acontecimientos, muestras y mercados se suelen celebrar en la Grand-Place. 

La Rue de l'Etuve lleva al visitante desde la grandeza de la Grand-Place a este irreverente icono de la socarronería bruselense: una estatuilla de bronce de un niño orinando. Si el niño no estuviera orinando, sería similar a los angélicos putto que decoran la fachada de la cercana Bourse (Mercado de Valores), que se dice que fue esculpida por Rodin.

Jérôme Duquesnoy proyectó el Manneken-Pis sobre 1660, haciendo quizás referencia a la leyenda de un joven campesino de quien se dice que apagó un incendio con sus orines. El Manneken-Pis tiene un ajuar de más de 500 modelos creados por empresas, organizaciones no gubernamentales y otras organizaciones que buscan promoción.  

 Aunque se trata de la plaza más elegante de la ciudad y tener la presencia permanente de la iglesia de Notre-Dame du Sablon, se trata de un lugar muy tranquilo. La domina la plaza. Aunque en sus comienzos fuera una humilde capilla del gremio de los arqueros, la llegada de la estatua de María (con una conocida capacidad mágica para curar) desde Amberes en 1348 popularizó de forma espectacular la imagen. El edificio se convirtió en una impresionante iglesia gótica, en la que todavía se celebra la procesión anual de Ommegang. En esta zona se concentran los anticuarios y cada fin de semana se levanta un concurrido mercado de antigüedades y libros. 

Merece la pena perderse por las calles del barrio del Sablon. Los enigmáticos callejones sin salida conducen a zonas umbrosas, como el encantadorImpasse Saint-Jacques. La cercana Place du Petit-Sablon es una pequeña y frondosa plaza rodeada de 48 estatuillas de bronce que representan los gremios del siglo XVI, con estatuas de mayor tamaño en el centro que incluyen los mártires de Egmont y Hornes, así como Mercator, el cartógrafo. 

Diario, 24 horas.

Gratis.

El complejo museístico más importante de Bélgica se encuentra muy cerca del Palacio Real. Comprende tres museos, cuyas colecciones van desde el siglo XIV hasta hoy. The Musée d'Art Ancien (El Museo de Arte Antiguo) cuenta con obras de Rubens, Bouts y Memling. La colecciones de Brueghel el Viejo y el Joven y de El Bosco son bastante pequeñas, ya que la mayoría de las obras de estos maestros se encuentran fuera de Bélgica.

Desde este museo,  y através de un pequeño corredor se conecta con el Musée d'Art Moderne (Museo de Arte Moderno) con su magnífica colección de arte surrealista, entre las que se encuentran obras de Paul Delvaux. Picasso, Chagall, Henry Moore y Francis Bacon. Por último, el nuevo Museo Magritte ocupa tres pisos y expone una colección en orden cronológico de este increíble pintor surrealista belga.

Mar-Dom 10.00-17.00 ( Musée Magritte hasta 20.00 los miércoles).

De pago.